Francisco se formó en comercio internacional viajando por todo el mundo. Sin embargo, cuando sus padres le dijeron que iban a cerrar el negocio familiar, no se lo pensó y volvió a Campillo de Arenas (Jaén), donde es gerente de una empresa de jamones. Lucía tiene una explotación ganadera y cultiva aloe vera en el pueblo sevillano de sus abuelos, El Madroño. Y Paco regresó a Arcos de la Frontera (Cádiz), donde ha abierto una academia de baile flamenco.