Desde el primer acorde de guitarras, los malagueños se nos muestran abiertos y naturalmente tal como son: músicos entusiastas. Las letras de sus canciones destilan nostalgia y cierta melancolía, pero siempre con un horizonte abierto, sin dramatismos ni excesos, porque a la vuelta de la esquina nos esperan siempre pequeños y sencillos placeres.