En la reunión de comunidad no hay voluntarios para ser presidente. Así que una bolita unida al azar eligen al psicópata como agraciado con el puesto. Por otro lado, las circunstancias llevan a que se esté una haciendo reducción de plantilla en la empresa de Joaquín, y como no, el estudiante de veterinaria y matarife es firme candidato para que le den la patada. Ante esta tesitura, Carmela está dispuesta a armarla presentándose con otros activistas en la fábrica si a su compañero de piso lo echan, y ya se pone manos a la obra para preparar la pancarta. Por su lado, Mónica extrema sus cuidados con Joaquín, mientras su medio pareja, por lo que pueda pasar, ya empieza a buscar un nuevo trabajo.