David ha encontrado en su pueblo gaditano de Algodonales el lugar idílico para surcar los cielos. Es profesor de vuelo en parapente, su gran sueño. Carmina, madrileña, llegó a El Carpio para hacerse cargo de la única gasolinera del pueblo, un trabajo tradicionalmente masculino. Y Carlos también ha hecho realidad su sueño en su pueblo jiennense de Rus, donde tiene una empresa de cetrería.