Las beatas caminan por la carretera y ven a Paulino dejar la moto entre unos matorrales y reunirse con Irene a escondidas, para irse posteriormente juntos en el coche de ella. Los rumores de que están liados no tardan en extenderse y aunque el párroco explica lo de las clases de baile, nadie parece dispuesto a creerle. Paulino llega a plantearse si lo mejor es abandonar el pueblo antes de que los vecinos le echen.